Cómo el running me ayudó a sobrellevar el estrés del día a día

por Jonathan Meadows, entrenador de running
Si me ves sentado en el restaurante de un hotel mientras la camarera me pone un café, verás que parezco tranquilo. Ni ella se da cuenta de que por mi cabeza están pasando 100 ideas por segundo sobre todo lo que me ha ido pasando en los últimos 6 meses y de lo que va a pasar en las próximas 6 horas. Son las 7 de la mañana y en 3 horas voy a correr la maratón de Frankfurt. En otras 3 horas debería estar cruzando la línea de meta. Por mi cabeza pasan las imágenes de los últimos entrenamientos, mezclados con otros recuerdos en los que volveré a pensar durante los 42,1 kilómetros que me esperan por las calles de Frankfurt.
No hay ni que decir que el running es un entrenamiento para el cuerpo, pero también es un entrenamiento para la mente y te puede enseñar mucho sobre ti mismo. Piensa en la persona que eras antes de empezar a hacer ejercicio: ¿cómo lidiabas con el estrés? ¿Cómo afrontabas tus emociones? Piensa en la persona que eres ahora, una persona en forma: ¿cómo llevas el estrés ahora? Seguro que mucho mejor que antes.
Los entrenamientos para la maratón me han preparado física y mentalmente para la carrera, pero también me han enseñado mucho de mí mismo, sobre todo de lo que soy capaz. A lo largo de los entrenamientos de los maratones que he hecho, he aprendido a afrontar grandes retos, a seguir adelante cuando las cosas se ponen feas y de lo que soy capaz de conseguir cuando me lo propongo. Una de las cosas más importantes que he aprendido y que puedo aplicar a mi día a día es que tu actitud lo es todo. La forma en la que afrontas un problema determina tu perspectiva del problema y tu capacidad de manejarlo. Puedes esconder la cabeza y pensar que no puedes con ello o puedes decirte a ti mismo que es posible y que encontrarás la manera de conseguirlo. Sin embargo, si decides ir a por la maratón, lo de “encontrar la manera de conseguirlo” puede que sea más fácil para ti. Un estudio reciente ha demostrado que el cerebro de los corredores de distancia tienen más conexiones que los de la gente sedentaria. ¡Otro beneficio del running!
Construyendo una mente fuerte
Ser mentalmente fuerte y correr una maratón son cosas que van de la mano. Forzarte a ti mismo te enseña cómo lidiar con la sensación de estar abrumado con dudas y miedos sobre la distancia que tienes que recorrer. Lo bueno es que no tienes que correr una maratón para aprender a adaptarte y a ingeniártelas para soportar el estrés y las dificultades del día a día. Sólo corriendo puedes obtener la experiencia de retarte a ti mismo y volverte una persona más resistente a las emociones y ser emocionalmente más inteligente. Estas habilidades son profundamente necesarias en estos tiempos debido al estrés al que estamos sujetos. Tanto si es en el trabajo, en la familia o por nuestra incapacidad de apagar las notificaciones del móvil. O incluso por el miedo de perdernos la última serie de Netflix.
Estas palabras pueden sonar trilladas últimamente, pero son temas muy de moda estos días, especialmente en lo laboral. De hecho son aspectos que se enseñan en empresas como Google. Esto se debe, en parte, a que vivimos en un momento en que todo va sobre la marcha, se va aumentando el tiempo en que tenemos que estar disponibles para terceros y estamos rodeados de notificaciones constantes. Cuando hablo de resistencia a las emociones no me refiero a que te vuelvas incapaz de expresarlas, sino que te vuelves más fuerte mentalmente y podrás manejar los contratiempos más fácilmente. Creo que el running nos enseña a adquirir estas aptitudes y que un runner no puede correr bien si no aprende a fortalecer su mente (tampoco si no le llega a gustar esa dosis saludable de trabajo físico). La capacidad de reconocer y saber llevar nuestras propias emociones, de entender por qué te sientes como te sientes y de ser consciente de las emociones de otras personas son signos de inteligencia emocional. Un estudio llevado a cabo por psicólogos de la Universidad de Wolverhampton en el Reino Unido demostró que los runners con más inteligencia emocional experimentaban más sensaciones positivas que negativas a lo largo de una ultramaratón de 280 km. Si eres capaz de comprender por qué te sientes de una determinada manera puedes llegar a analizar la situación y volverla a tu favor para sacar una experiencia positiva de ella. ¿Te acuerdas de que te dije que la actitud es la clave? La felicidad no viene dada de los eventos que experimentamos, sino de cómo los percibimos e interpretamos. Normalmente, los runners canalizan su energía en entrenamientos físicos, cuando el entrenamiento mental es igual de importante. En otras palabras, sólo es este entrenamiento el que te va a llevar lejos.
Estar estresado
Sentirse presionado y estresado es el resultado de tener experiencias que exceden a tu capacidad cerebral a la hora de procesarlas. La maratón me ha enseñado a dar un paso atrás cuando me siento estresado o bajo presión; lanzarse a la piscina e intentar lidiar con todo sin pensarlo no va a mejorar la situación. Cuando corres una larga distancia o una maratón, es vital que conectes contigo mismo para poder llegar a la meta. Cuando corres una larga distancia no tienes la opción de ignorar lo que estás sintiendo. Si las cosas te empiezan a ir mal (y es probable que sea así), tendrás que decidir rápidamente cómo arreglarlo o cómo encontrar la fortaleza mental para conseguir completar la distancia. Esta habilidad también te será útil en tu día a día, cuando tengas que enfrentarte a las dificultades que nos presenta la vida. Pero además el running también es una forma genial de desestresarte. Seguro que conoces esa sensación de estar totalmente sumergido en tus pensamientos, de estar en las nubes. Solucionar o procesar los problemas que tengas te hará terminar la carrera incluso más feliz de lo que la empezaste. Una carrera larga me lleva unas 2 horas y la mayor parte de este tiempo me las paso en un estado de meditación, sumergido en mis pensamientos. ¡Puede que el running sea la respuesta para todo!
Lo que el maratón me enseñó
Lo que aprendí de la maratón en cuanto al estrés o a cómo reaccionar es a dar un paso atrás, ver las cosas con perspectiva y procesar la situación. A menudo me pregunto a mí mismo: ¿qué necesito hacer? ¿De verdad tengo que hacer algo al respecto? ¿Puedo siquiera controlar la situación? Intento verlo todo desde distintas perspectivas antes de hacer algo. Entonces intento tomar la mejor decisión. También me ha enseñado a dividir una situación en trocitos más asumibles. Un maratón es largo, pero si lo divides en secciones o incluso en kilómetros, parece que es mucho más asumible. Por último, me ha enseñado sencillamente a seguir adelante cuando las cosas se ponen feas. A veces es así de simple. Al final, cómo corras dependerá sólo de ti.
El reloj ya marca las 3:10:30 cuando cruzo la línea de meta del maratón de Frankfurt. Voy a recoger mi medalla y me dirijo al área de recuperación para tomarme un plátano y una cerveza sin alcohol. Me siento en una zona abierta al lado de la zona de recuperación, que ya está llena de runners exhaustos, y me siento a su lado. Cuando me siento, entro en un estado de liberación. Ya me he bajado de esa montaña rusa de sentimientos que ha durado 42,1 kilómetros. Se acabó el juego mental, el diálogo interior y el reto físico. Correr una maratón no es fácil, pero si sabes controlar tu mente y tus monólogos interiores, será mucho más fácil.
Si lo tuyo es el running, prueba a correr una maratón y aprenderás unas cuantas lecciones de vida con tu entrenamiento o con la carrera. Si lo haces, cuéntanoslo en los comentarios de abajo.
Sobre Jonathan Meadows:
Jonathan es un entusiasta corredor de maratones, con un récord personal de 3:02. A Jonathan le gusta leer sobre nuevas modas en el mundo del fitness, nuevas formas de mejorarse a sí mismo y siempre está dispuesto a aceptar un reto.
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