Deja los malos hábitos y alcanza tus metas paso a paso

“Señor Smith, si sigue fumando dos paquetes de cigarrillos al día, tomando comida muy salada y poco saludable y no empieza a hacer ejercicio, no tendré buenas noticias para usted”.
El señor Smith no cambiaba sus malos hábitos. Según un estudio, sólo uno de cada siete pacientes cambia su estilo de vida después de que el médico les comunique sus fatales consecuencias.
Esto me recuerda al gato Garfield. Él vive con el mantra “Podría pero no lo haré” y continuaba con su vida perezosa. Creo que todos tenemos un poco de Garfield. “Mañana empiezo la dieta”. “Debería dejar de fumar”. “En cuanto acaben las vacaciones me pongo a hacer ejercicio”.
Algunos estudios sobre terminar dietas revelan que de media los pacientes vuelven a ganar un 107% del peso que perdieron. Incluso aunque alcances tus metas, es realmente complicado mantener tus propósitos a largo plazo.
Básicamente sabemos que deberíamos vivir una vida más saludable. El problema es que somos incapaces de ponernos a hacerlo. Ahora, ¿por qué pasa esto y cómo podemos alcanzar nuestros propósitos?
Un poco de motivación
¿La motivación es la clave para hacer cambios para mejor? Tenemos que estar motivados para cambiar, no cabe duda. Sin embargo, la motivación por sí sola puede no ser suficiente. Algunos creen que la urgencia juega un papel crucial. Deja que te ponga un ejemplo: en la Unión Europea hay mensajes de advertencia en los paquetes de cigarrillos, como “Fumar acorta la vida”. Todos los fumadores lo leen cuando acaban su cigarro, pero aún así los siguen disfrutando. Como ves, incluso con advertencias de este tipo no es suficiente crear un sentimiento de urgencia o motivación.
¿Es posible que sea un tipo de motivación incorrecta? Los psicólogos distinguen entre motivación aversiva y apetitiva. Muchos cambios en el comportamiento se basan en el sistema aversivo: queremos evitar o dejar algo. Puede que nos decidamos a dejar el tabaco, el alcohol o los dulces por ejemplo. Parece aburrido y en raras ocasiones se acaba teniendo éxito.
El reputado neurobiólogo Gerald Hüther afirma que uno necesita el entusiasmo para cambiar sus comportamientos. ¿Podemos ser entusiastas si nos planteamos no volver a comer hamburguesas con patatas? No, realmente no. Pero podemos decidirnos a mejorar nuestra salud y alcanzar nuestras metas: apuntarnos a una media maratón o tomar tres raciones de verduras al día. Esto sí nos podría entusiasmar. Eso es la motivación apetitiva. Los propósitos que nos apetece cumplir, por así decirlo.
Entonces, necesitamos la motivación adecuada para alcanzar nuestras metas… ¿Y qué más?
Un poco de entusiasmo
“El cerebro no se entusiasma si tiene que memorizar una guía de teléfonos, pero sí lo hace si una persona de 85 años decide aprender chino porque el amor de su vida es chino”, explica Hüther. Por eso los niños aprenden tan deprisa, porque tienen entusiasmo. Se nos da bien lo que nos encanta.
La motivación apetititva es puro entusiasmo, ¿eso es todo?
Añade un poco de práctica a la mezcla
“El futuro es el resultado de acciones y las acciones son el resultado del comportamiento y el comportamiento es el resultado de la predicción”, Thomas Theorem.
La experiencias positivas que repetimos una y otra vez forman actitudes. Si repetimos experiencias similares, las conexiones responsables en el cerebro se hacen más fuertes. Eso es lo que se llama una actitud. Las actitudes se vuelven hábitos.
Entonces ya tenemos motivación, entusiasmo, práctica… ¿Y qué más?
Aderézalo con fe en ti mismo
Puede que hayas escuchado este dicho:
“Vigila tus pensamientos, se convierten en palabras;
vigila tus palabras, se convierten en acciones;
vigila tus acciones, se convierten en hábitos;
vigila tus hábitos, se convierten en carácter;
vigila tu carácter, se convierte en tu destino”
Si crees que puedes cambiar tu comportamiento, no habrá nada que te pueda parar. Asegúrate de que analizas regularmente y cuestionas tus pensamientos. Lo que piensas afecta a tu comportamiento y en base a éste se forman patrones.
Así que la receta para superar el vacío entre saber y hacer es un poco de motivación, un puñado de entusiasmo, mezclado con práctica y aderezado con fe en ti mismo. Sigue la receta y nada podrá salir mal.
¡Estoy segura de que podrás lograr tus propósitos! Y espero que tengas más suerte que Mark Twain: “No sé por qué la gente dice que es tan difícil dejar de fumar: ¡yo lo he hecho cientos de veces!”. 😉
Hasta pronto,
Vera
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